El arte de las drogas

“Para tener ideas originales, extraordinarias y quizás también inmortales se necesita aislarse del mundo por algunos segundos a tal punto que las cosas más comunes nos parecen nuevas y desconocidas, revelando en este modo su verdadera esencia.” – Arthur Schopenhauer.

 A través de la historia, droga y arte han estado fuertemente relacionadas. Desde la antigüedad el uso de sustancias psicoativas han sido utilizadas análogamente para la realización de ritos y la creación de objetos artísticos que definen una cultura y marcan una época. La droga evita la inhibición, liberando la creatividad de la defensa del racionalismo, es por esto que en el mundo del arte han existido variedad de profetas, teóricos y practicantes (Tangarife, 2010; Quirosa, 2008).

El arte y el mundo de las drogas se encuentran presentes en nuestra realidad, frecuentemente vemos la vida de grandes artistas, creadores de magnificas obras, con vidas intensas y muchas veces breves, debido a su fiel consumo de sustancias y la dura crítica que reciben por su capacidad creativa.

El objetivo de este artículo es descubrir y describir, a grandes rasgos, la relación que existe entre el arte y las drogas a lo largo del tiempo y cómo este ha ido involucionando de una validación de la cultura a un escape de ella que ha marcado a la humanidad. El uso de sustancias como herramientas para la creación de ideas más allá de una realidad y el reforzamiento de la cultura al consumo de estas.

En la antigüedad se utilizaban diferentes, plantas y sustancias con componentes químicos que tenían la capacidad de alterar la conciencia. Estas cumplían con la intención de los sabios de los diferentes pueblos para explicar, comprender e interpretar el mundo y de esta forma realizar cultos religiosos y crear objetos artísticos que reforzaban y evidenciaban las visiones y sensaciones provocadas (Tangarife, 2010). Es importante resaltar que el uso de estas sustancias cumplía el objetivo de validar la cultura y darle al sujeto la experiencia de lo que las palabras no podían nombrar, sostenidas por un andamiaje simbólico. Esto se evidencia en el arte de estas culturas que contienen una carga metafórica relacionada con su mitología.

Por otro lado hoy día el sentimiento de angustia provocado por las tensiones del diario vivir, la falta de estímulo para satisfacer las demandas existenciales y el sentimiento de vacío y frustración es lo que crea la necesidad de consumir sustancias para sostener un estado psicológico en el que la responsabilidad individual no se logra, sino por el contrario está ausente. Esto refleja uno de los principales motivos del uso de la droga como herramienta de evasión a la cultura, el querer calmar momentáneamente y escapar, de forma casi automática, de alguna angustia , eliminando lo simbólico. Esta lucha perdida antes de comenzarla se relaciona frecuentemente, en el mundo del arte, con el momento de la búsqueda de nuevas vías sensoriales para la creatividad y la necesidad del artista por mitigar el dolor que le ocasiona vivir (Quirosa, 2008).

La ausencia de inspiración y la necesidad de estimular la creatividad artificialmente, sostiene la relación del artista con la droga. La búsqueda de la creatividad frecuentemente representa un proceso doloroso hasta que se produce la inspiración que se buscaba. Los mismo artistas comentan que la creación artística es un proceso dramático, la desolación y desesperación ante la ausencia de ideas crean, a menudo, problemas que abarcan otras áreas de la vida del artista, introduciéndose en el terreno de lo existencial. Es por esto que uno de los encantos de la droga es la “ilusión” de poder hallar un camino más corto y menos complejo hacía la creatividad (Quirosa, 2008).

El escape de la realidad que permite la droga, alterando la consciencia, permite al artista una capacidad superior para profundizar en los distintos fenómenos, permitiéndole pensar en la consecuente creación del arte (Quirosa, 2008).

La creatividad hace uso de procesos mentales parecidos a los utilizados por el proceso primario, presente en elaboraciones psicóticas y sueños, que responde al principio de placer. También utiliza mecanismos del proceso secundario, que se caracteriza por el pensamiento racional adulto, relacionado con el principio de realidad. Estos dos se integran a través de un proceso terciario, definido por características propias de la persona. Del mismo modo que algunos individuos psicóticos, los artistas al consumir la droga generan en ellos efectos alucinatorios funcionando a niveles de alta creatividad artística. Esta “psicosis creativa” se caracteriza por manifestaciones patológicas afectivas y delirantes, pero con la preservación de las habilidades de empatía, contacto afectivo y respuesta adecuada a necesidades rutinarias. Estos efectos se hacen evidentes en artistas bajo los efectos de alguna sustancia psicoativa potenciando la creatividad al alterar los procesos primario, secundario y terciario del pensamiento, propiciando creaciones distintas y únicas (Gonzáles, 1983).

Los artistas adictos desarrollan su toxicofilia en la búsqueda de una creatividad aún más amplia a la realidad, para esto los artistas tienden al consumo de euforoalucinógenos y psicodislépticos (sustancias capaces de inducir alteraciones de la percepción o el curso normal del pensamiento, con efectos como euforia, delirios y alucinaciones), que les genera periodos psicóticos-tóxicos. Los artistas son atraídos a consumir por la posibilidad de alterar su estado de conciencia como una forma de escapar de la realidad y trascenderla creando formas más complejas e inexplicables. Las sustancias alteran los centros cognitivos, separándolos de la capacidad sensorial habitual, induciendo a la elaboración de nuevos modelos hacia una experiencia subjetiva de creatividad. Es con este fin, el de aumentar su creatividad, que los artistas persiguen los estados de experiencia psicótica a través de la droga (Gonzáles, 1983)

Por ejemplo, el consumo del LSD tiene la ventaja de incrementar la capacidad perceptiva de la persona, aumentando las sensaciones, permitiéndole vivir experiencias más profundas de las normales y adquiriendo experiencias más profundas, intensificando los colores, sonidos y sensaciones corporales que mejorarán su capacidad expresiva, influyendo, de esta forma, en la creación de lo artístico. Esta droga libera lo reprimido y provee relajación mental induciendo psicosis breves en sujetos normales (Quirosa, 2008).

En conclusión, las drogas fueron utilizadas en sus inicios como una forma de reafirmar una cultura, experimentando más allá de las palabras, de esto pasaron a ser utilizadas como una forma de escape a la cultura, como solución inmediata a la angustia del diario vivir y a la frustración de la ausencia de ideas en los artistas, evadiendo la responsabilidad personal del individuo para enfrentar las dificultades y permitiéndole desarrollar el arte a través de la experiencia.

No es entonces la incapacidad de su facultad artística, la ausencia de talento, lo que induce a un artista al consumo de sustancias tóxicas, sino un sentimiento de culpa, de miedo al fracaso y de inseguridad lo que le hace dependiente a la droga, ya que le provee la sensación, únicamente momentánea, de escapar de lo amenazante.

El pintor y escultor británico, Damien Hirst, afirma en su testimonio que la droga solo provoca un efecto catártico del dolor, además confirma que esta no aumenta la creatividad artística de manera específica. Reconoce los efectos negativos de la droga en su propia actividad como artista, “el arte tiene que ver con la vida, la droga no. La droga es una vía de escape. Me gusta escapar, seguro que lo hago. Me drogo cuando las cosas se vuelven difíciles. Es una batalla perdida pero lo haces. Pero al inicio cuando comienzas piensas: soy un artista y me gusta estar limpio, me gusta estar bien. Es la cosa más bella del mundo.” (Quirosa, 2008)

Los grandes artistas han hecho del arte algo importante en la existencia de la humanidad, pero también la propia vida y el cuidado de ella forma parte de la creación de cada individuo. Cada ser humano es artista de su propia vida, por esto debemos esforzarnos por enfrentar las dificultades y crecer a través de las experiencias siendo, lienzos, esculturas, composiciones musicales o danzas que sirvan de inspiración a otros.

Referencias:

Gonzáles, J. (1983). Las psicosis creativas: un estudio de la experiencia psicótica en la investigación científica. Recuperado el 13 de octubre de 2014 de, http://gonzalezderivera.com/art/pdf/83_A031_01.pdf

Quirosa, V. (2008). El miedo a la musa: arte y droga en la segunda mitad del siglo XX. Recuperado el 12 de octubre de 2014 de, http://www.elgeniomaligno.eu/numero2/materia_compulsion_miedo_quirosa.html

Tangarife, H. (2010). Revista Cultura y Droga: Genealogía de las drogas y su relación con las expresiones artísticas. Pág. 75. Recuperado el 13 de octubre de 2014 de, http://200.21.104.25/culturaydroga/downloads/CULTURA%20Y%20DROGA%20No17_Completa.pdf#page=75